La deuda española con las empresas del sector eléctrico -que crece año tras año- es un caso único en el mundo.
El sistema de fijación de precios no funciona. Porque fue concebido en un sistema diseñado para crecer de
forma continuada —la demanda eléctrica se ha desplomado desde 2008 y hay
sobrecapacidad de producción— y porque nadie se fía de cómo funciona.
La CNE es clara: “La senda de precios finales alcanzada [...] se
explica, principalmente, por los costes de acceso [...] planificados
inicialmente en un contexto donde se esperaba un mayor crecimiento de la
demanda”. Traducido: alguien hizo mal los cálculos y ha sido
sorprendido por la crisis.
Artículo completo: El País
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